Cuarenta y cinco de los sesenta millones de italianos fueron sometidos desde este lunes a una rígida “zona roja” de cuarentena para contener una nueva fase de la pandemia que ya ha causado en un año mas de cien mil muertos.
Las medidas de fuerte restricción de la movilidad de la población apuntan a afrontar las variantes de virus como la llamada inglesa, mucho más contagiosa y un 64% más mortal, contener el eventual colapso de los hospitales, ya con más de tres mil pacientes en terapia intensiva, y los internados que crecen continuamente.
Las medidas apuntan también a impedir que la agudización de la tercera oleada comprometa el plan de vacunación masiva que el gobierno del premier Mario Draghi ha puesto en marcha para inmunizar a la mayoría de los italianos al fin del verano boreal.
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