La fotografía de decenas de ambulancias haciendo cola ante el Hospital más grande de Portugal, el Santa María, en Lisboa, este miércoles por la noche, es todo un símbolo de la situación de colapso que vive el país luso, inmerso en una tercera ola de la pandemia de coronavirus mucho más virulenta de lo que fue la primera.
Portugal, con un total de 668.951 casos confirmados y 11.305 muertes, es el país del mundo que actualmente registra más nuevos casos y muertes diarias por millón de habitantes (el país apenas supera los 10 millones). Las autoridades sanitarias calculan que hay 172.893 positivos activos, mientras avanza la campaña de vacunación, con más de 252.000 dosis administradas.
La capacidad asistencial del país está muy comprometida. Con dos tercios de sus camas de unidades de cuidados intensivos (UCI) dedicadas en exclusiva a pacientes covid y haciendo uso de hospitales de campaña, las autoridades hace varios días que barajan la posibilidad de trasladar a los enfermos a otros países europeos.
En esta situación, la población está asistiendo al constante traslado de pacientes de unos centros hospitalarios que se saturan a otros. Así, el martes por la noche 53 pacientes del Hospital Fernando Fonseca de Lisboa fueron trasladados después de que se produjera un fallo en el sistema de oxígeno, mientras que este jueves se ha confirmado el traslado de otros 102 enfermos desde esta instalación.
Mientras, el Gobierno toma medidas duras, como el cierre de la frontera con España, que se implementará a partir de este viernes y tendrá una vigencia inicial de dos semanas. Una medida anunciada justo después del debate parlamentario en el que se ha aprobado una prórroga del estado de emergencia hasta el próximo 14 de febrero para luchar contra esta crisis sanitaria, que permite prohibir o limitar las clases presenciales, restringir la circulación internacional y movilizar profesionales de la salud jubilados, reservistas o graduados en el extranjero, entre otras cuestiones.
De hecho, los fatídicos datos de la semana pasada ya provocaron que el ejecutivo del socialista Antonio Costa tomara la decisión de cerrar todos los colegios y universidades del país desde el 22 de enero y al menos durante 15 días. Pero Costa ya ha declarado, en una intervención en el programa 'Circulatura do Quadrado', de TVI24, que no cree que en 15 días se pueda volver a la educación presencial, por lo que se deberá retomar la enseñanza en línea.
Además, el país está confinado desde el pasado 15 de enero, a pesar de lo cual no consigue doblegar la tercera ola y sigue cosechando cifras récord.
- Ayuda europea
En estas circunstancias, el secretario de Salud, Antonio Lacerda Sales, afirmó que el Gobierno luso está buscando ayuda de sus socios europeos. Entre otras opciones, se trabaja con la hipótesis de enviar pacientes a España. El país vecino también se encuentra en plena tercera ola de la pandemia, aunque parece que por el momento la capacidad asistencial está resistiendo.
- Problemas de oxígeno
Esta sobrecarga en la red de oxígeno es precisamente la que ha estado detrás de la necesidad de traslado de pacientes desde el Hospital Fernando Fonseca, que se ha convertido en otra de las imágenes de esta crisis sanitaria.
Pero hay más unidades que experimentan esta situación catastrófica. De ello dan cuenta los consejos de administración de siete hospitales: el Centro Hospitalar Barreiro-Montijo, el Hospital de Setúbal, el Hospital García de Orta, el Hospital Fernando Fonseca, el Hospital Vila Franca de Xira, el Hospital Cascais y el Hospital Beatriz Angelo, en Loures. Todos ellos han firmado una carta dirigida al Ministro de Salud y la Administración Regional de Salud de Lisboa y el Valle del Tajo.
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